
En 1884 Louis Breitling abrió un taller en La Chaux de Fonds, convencido de que el motor de combustión interna recién inventado por Gottfried Daimler y el automóvil de gasolina fabricado por Karl Benz iban a dar mucho que hablar, y que pronto necesitarían nuevos instrumentos de medición del tiempo. En 1936 la firma diseñó un cronógrafo para la carlinga de los aviones y en 1952. el reloj que le dio fama internacional, el “Navitimer”, preferido por todos los pilotos del mundo. Diez años después, la versión supersónica “Cosmonaute" se puso a la venta. El modelo más vendido fue el “Chronomat”, originariamente diseñado para los Red Arrows de la RAF británica, pero el más ingenioso es sin duda el “Emergency”, un instrumento que los pilotos llevaban alrededor de la muñeca y que además de funciones puramente horológicas incorporaba un transistor que, en caso de accidente, transmitía una señal de emergencia en la frecuencia internacional de socorro |
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