Se llamó así y el término está aún en uso, aunque ahora más restringido por el declive del reloj de bolsillo, al calibre de poco grueso y de una sola tapa, en recuerdo del relojero francés Jean Antonie Lepine (1720-1814) que fue el primero en suprimir el caracol en los relojes de uso personal, a la vez que sustituyó la platina posterior por puentes independientes, lo que permitió reducir considerablemente el espesor del reloj.
En estos relojes se mantiene, naturalmente, el colgante sobre las XII. En la relojería inglesa, tan aferrada a sus tradiciones, la permanencia del caracol se prolongaría durante casi cien años más, por lo que la aplicación de este término a ella sería imprecisa, cuando no impropia. |